domingo, 26 de junio de 2011

El día que todos fuimos

Fiesta.

En mi tierra hay una costumbre: cuando llega el cumpleaños de uno se disponen varias jornadas para el festejo. Bueno... al menos los más viejos tratan de conservar la costumbre. La Cuyum también. Veinte años de una radio comunitaria en el aire merecen, además, disponer todo un año de farra.


A pesar de que nuestra emisora cumplió su segunda década el 31 de diciembre del año pasado, a lo largo de este 2011 nos hemos ido regalando encuentros que nos recuerdan lo lindo y lo necesario que es continuar con la tarea comunicadora que los primeros compañeros iniciaron con cuatro elementos locos.
Esta vez fue el Festival por la Vida Digna, un título elegido casi como un amuleto contra los tiempos enrarecidos que atraviesa esta populosa barriada. Celebramos la vida y, por qué no, la memoria de quienes le han dado sentido a la Cuyum. Es decir, celebramos a todos y cada uno de los vecinos y vecinas de esta amplia zona.A la convocatoria asistieron los amigos y las amigas. Vinieron desde el floclore, la cumbia y el rock. Los hijos de estos barrios y los invitados. Todos fuimos “fiesta” sin diferencias.
El 4 de junio, que amaneció pitiñoso y frío, se fue iluminando paulatinamente para terminar regalándonos un sol resplandeciente. Casi sospecharía que desde arriba el Jorge nos hizo una guiñada cómplice. La “Feria Plaza Shopping” sostuvo su murmullo habitual de día sábado y de a poco el aire fue transformándose en música.Primero subieron los compadres cuyanos del Trío Huarpe que cruzaron tonadas, cuecas y gatos con el público en general y con la “mesa 14” en particular. Luego, fue el turno de Cruz Negra con su repertorio que pone a bailar a cualquiera. Tras ellos entraron los chicos de Último Grito que además del agite del rock latino pusieron a disposición de los demás músicos equipos propios. Grandes amigos, solidarios. De los dueños de casa faltaba el Negro Ariel que subió con una actitud que lo caracteriza, la de compartir su espacio con otros artistas del barrio, hermanos de la vida, que le dieron cuerpo a su banda. El cierre del festival se vistió de gala con Karamelo Santo en consonancia con un público que hasta ese momento había festejado cada propuesta y que al final se dejó seducir enteramente con este grupo hasta el punto de terminar mansamente sentado al pie del escenario, casi como en un ritual, con la melodía de “Mamina”.Hacia adentro, el grupo humano que da vida a cada programa de la Cuyum fue el codo a codo en cada punto de la organización y nada impidió el disfrute. Al Claudio Brachetta (asistencia técnica), un agradecimiento especial. Lo mismo a cada persona que sin ser parte directa del proyecto se comprometió como uno/a más.
Fotos, abrazos, autógrafos, alegría. Así concluyo ese “momento paréntesis” que se pareció a un instante de calma único en el corazón de La Gloria. Las tonadas en la “mesa 14” continuaron como si nada a pesar que se iban desdibujando con las últimas luces teñidas de ese rojizo que anuncia que, el próximo, será un buen día.



Esperamos que para las dependencias municipales y provinciales que colaboraron haya significado algo más que un trámite. Nuestro reconocimiento por la labor cumplida.
Respecto de la prensa de gran tirada, qué decir: de antemano el hecho prácticamente no iba a tener repercusión. Es comprensible, viven enroscados en las noticias escandalosas que no rescatan a nadie sino que le pintan la cara a toda una comunidad. Allá ellos.
Para nosotros fue un lujo. Vamos por más.